Presentación del blog

¡Saludos a tod@s!

Como su mismo nombre indica, este blog está destinado a recoger, paso a paso, todas mis salida, excursiones, rutas y viajes. Siempre a pié. Pequeñas escapadas, visitas a pueblos, rutas cortas, largos recorridos... Pero siempre a pie.

Mi idea es dar a conocer y compartir con todos mis lectores esos maravillosos rincones que muchos desconocemos y pasamos por alto, cuando están ahí, muy cerca de nosotros. O no tan cerca...


viernes, 25 de julio de 2014

CAMÍ DELS BONS HOMES - 6ª Etapa - CABANA DELS ESPARVERS - L'HOSPITALET

21 de julio - Lunes

6ª Etapa del Camí dels Bons Homes. 1ª en territorio francés.
Desde la cabana dels Esparvers hasta L'Hospitalet-près-l'Andorre
26 km.
Hice bien en quedarme un día entero en la cabana dels Esparvers. Por un lado pude evitar la tormenta y la lluvia. No me gusta hacer este tipo de recorridos con lluvia, mucho menos cuando hay que pasar y atravesar gran cantidad de ríos, torrentes y zonas inundables.
Y tampoco me apasiona encontrarme desprotegida y en mitad de la nada si se desata una de esas fuertes tormentas tan típicas de la zona.
También me permitió relajarme y descansar un poco. Ya no tengo veinte años, y a pesar de que lo estoy llevando muy bien, mis piernas y mi espalda agradecieron esta pausa.
Paisajes de alta montaña.
Me despierto con las primeras luces del día y lo primero que hago es ver cómo está el tiempo. Ya no hay previsión de lluvia, pero la mañana amanece fría y gris. Creo que es niebla y que levantará a lo largo de la mañana. Pero unas primeras gotas de lluvia justo al salir de la cabana hacen que me ponga el impermeable, que también me protegerá del frío viento.
Con todo recogido, empiezo la ruta de hoy y me dirijo a la Portella Blanca d'Andorra, punto en el que concurren tres estados: España, Andorra y Francia. Y el punto más alto de toda la ruta, con sus 2.517m.
Son cuatro kilómetros de fuerte desnivel ascendente, alternando pequeños bosques de pinos de montaña al inicio del recorrido, con verdes prados en las zonas más altas, donde me encuentro rebaños de vacas y caballos. Los caballos son mucho más sociables que las vacas. He podido tocar y acariciar a una yegua y a su potrillo. Durante un buen rato han estado siguiendo mis pasos, y si me detengo se acercan y permiten que los toque.  Una delicia.

Haciendo amigos....
Estoy remontando el curso de l'Engail y un sinfín de riachuelos que parecen nacer de todas partes, y en muchos puntos el prado se convierte en un gran barrizal. Eso me frena un poco. Hay que ir buscando las zonas más secas para no acabar con las botas empapadas y llenas de barro.
Me rodean montañas de gran altura, muchas de ellas con circos de glaciar, que les confieren un espectacular toque de belleza, todo ello aderezado por un cielo gris y una fina llovizna. Un magnífico espectáculo.


Alcanzo la Portella Blanca, donde hay un monolito de granito y diversos palos indicadores. Es una extraña sensación, saberse en un punto tan elevado, a tocar de las nubes, con la Vall de la Llosa por la que he llegado, y la Vall de Campcardós, hacia donde me dirijo, muchos metros por debajo del lugar donde me encuentro.
No me entretengo en este punto. Me molesta bastante el frío viento, por lo que rápidamente inicio el descenso. Primero por un sendero serpenteante que en pocos momentos me hace descender hasta una nueva zona de prados, inundados y llenos de barro, como los que acabo de atravesar durante el ascenso.
Bordeo el rio Campcardós, y en algunos puntos tengo que cruzar algunos de los muchos riachuelos que vierten sus aguas en él. De nuevo advierto el cambio en la vegetación según la altura a la que me encuentre. Alterno una y otra vez los prados con bosques de abetos o pinos de montaña o con vegetación de ribera.
Sigo descendiendo por un sendero bien señalizado, las marcas parecen recién pintadas, y paso justo al lado de un refugio libre, la cabana de Campcardós.


El sendero sigue en fuerte descenso, zigzagueando y atravesando parajes de gran belleza.
A unos dos kilómetros de Porta, el primer pueblo francés, el sendero se torna pista forestal, en fuerte pendiente, y llena de piedras de todos los tamaños, por lo que este breve trayecto se vuelve bastante dificultoso, haciendo equilibrios e intentando no resbalar o caer.
Y por fin llego a Porta. Es un pequeño pueblo cuyo aspecto no es muy diferente de los que he dejado atrás en territorio español.


Necesito provisiones, estoy a cero, y según la guía este es uno de los pueblos donde se puede hacer compra.
Peeeeero.....
Primera sorpresa del día: en Porta no hay ninguna tienda.
Lo único que hay abierto es la Gîte d'etape, una especie de albergue de acogida para los caminantes, para comer y dormir.
Son las doce del mediodía y me ofrece quedarme a comer. Pero no es esta mi idea. Yo quiero comprar provisiones para pasar el día, resulta más barato que comer de menú y que no entra en mis planes.
Me conformo con lo poco que puedo comprar en este albergue: una bolsa de patatas y un paquete de galletas. Al menos puedo matar el gusanillo....
El dueño me asegura que en L'Hospitalet sí hay tienda, que allí podré comprar. También me asegura que en un par de horas llego a mi destino....
Creo que este hombre se está quedando conmigo.
Sé que este hombre se está quedando conmigo.
Y también sé que todavía se debe de estar partiendo de risa a mi costa.
Pero no me importa en absoluto. Sé perfectamente lo que tengo por delante. Doce kilómetros, un fuerte ascenso hasta el coll de Puymorens y un fuerte descenso hasta L'Hospitalet. ¿En dos horas? Ni supermán.
Dejo atrás Porta y pongo rumbo a L'Hospitalet.
Empiezo con una pista que asciende suavemente, pero no es más que un espejismo. No tarda en convertirse en sendero que, en fuerte ascenso me  lleva hasta la estación de esquí de Porté-Puymorens y el coll de Puymorens.
De nuevo me encuentro a tocar de las nubes, a casi 2.000 metros de altura, con unas vistas fantásticas de todo el macizo.


Aún asciendo un poco más por pista forestal rodeando la Coma d'en García, planeo un poco por un bosque lleno de musgos y helechos por todas partes, y empiezo a descender, siempre rodeada de exuberante vegetación, por un bonito sendero en largos zig-zags y moderada pendiente, hasta L'Hospitalet.

Preciosos bosques de exuberante vegetación.

Es un poco más grande que Porta y tiene estación de tren.


Lo primero que hago al llegar, las seis de la tarde, es preguntar por algún sitio en el que pueda comprar.
Segunda sorpresa del día: la tienda está cerrada. Y no abre hasta mañana a las ocho...
¡Santo Cielo! Pero, ¿Qué clase de horarios son estos?
No me queda más remedio que cenar, dormir y desayunar en la Gîte d'etape. Y por ser un albergue, en el que comparto habitación con un francés y un inglés, los cuarenta euros que me cuesta la broma no me parecen nada baratos.
Pero es lo que hay. No me queda nada de comida en la mochila, y es el único sitio donde poder pasar la noche.
Mañana espero encontrar la tienda abierta, aunque a las ocho me parece una hora un poco tardía.
Los franceses me están empezando a parecer un poco... rarillos....

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